*Solo se torna sumiso ante su “jefecito” Trump
*Encaramos crisis con el mejor Gobierno, dice
EN UN mensaje difundido en redes sociales con motivo de su segundo informe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador pronunció algo que para muchos es una alabanza en boca propia y, por lo tanto, vituperio: “no es para presumir, pero en el peor momento se cuenta con el mejor gobierno (¿?). Estamos enfrentando dos crisis al mismo tiempo, la sanitaria y la económica, y estamos saliendo adelante”. Sin duda, un exceso de vanidad que, sin embargo, soslaya la médula del hecho: que la crisis de salud fue provocada en gran medida por el presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo de salud al retrasar las acciones para actuar en contra del CoVid19, incluso, negándose a usar cubrebocas y adoptar las medidas sanitarias que en su momento recomendaron los expertos, evitando suspender, también, las giras al interior del país que provocaban aglomeraciones. Por lo demás, y referente a la crisis económica, el titular del Ejecutivo Federal se negó a dar apoyo económico a empresas, industrias y comercios que tuvieron que suspender actividades y, por tanto, en muchos casos reducir la planta laboral o, de plano, cerrar ante la imposibilidad de seguir operando y pagar impuestos y servicios cada vez más elevados. México, por causa de esa política contraria al bien común, perdió en los primeros tres meses de aislamiento más de 1 millón de empleos, además de ingresos multimillonarios no solo en contribuciones sino en una caída sin precedente en los precios del petróleo y en la menor producción de hidrocarburo, además de que cientos de médicos y personal de salud, de Pemex, de Comisión Federal de Electricidad y de otros rubros perdieron la vida. Pero López Obrador insiste en uno de sus spots que está ayudando con créditos, pensiones y becas y, “nuestros paisanos migrantes están enviando como nunca remesas a sus familiares. México está demostrando de nuevo su fortaleza”.
LO QUE no dice es que, esos migrantes que están enviando remesas a México no es por gusto, sino que tuvieron que huir tácitamente del país –antes y ahora- ante la falta de oportunidades, de empleo e, incluso, de seguridad, y muchos de ellos arriesgaron la integridad para internarse en un país que no es el suyo en aras de darle, primordialmente, de comer a sus descendientes y, en segunda instancia estudios y una vida que ellos no tuvieron. AMLO replica en redes sociales que “el pueblo es mucha pieza” y cierra con una expresión de “¡Ánimo, saldremos adelante!”. Y uno se pregunta: ¿no sería mayor orgullo para el Presidente decir que “nuestros paisanos que tienen trabajo en México están dando dinero como nunca a sus familiares, gracias a las oportunidades que ha abierto México en materia de inversión y apertura de empresas nacionales y extranjeras?”, para entonces sí vanagloriarse de que “México está demostrando de nuevo su fortaleza”.
NOS GUSTE o no, López Obrador –pese a sus arraigadas creencias religiosas evangélicas- es un personaje en extremo vanidoso, pero la vanidad no es buena, ya que se trata de una manifestación de la soberbia y la arrogancia. La persona vanidosa se siente superior al prójimo, ya sea desde un punto de vista intelectual o físico, y acaso por ello esa tendencia es uno de los pecados capitales que engendra otros pecados. Los expertos consideran que la vanidad se define como la creencia excesiva en las habilidades propias o la atracción causada hacia los demás. Es un tipo de arrogancia o engreimiento; una expresión exagerada de la soberbia, y de acuerdo a la teología cristiana clásica, consiste en depositar la confianza en forma excluyente en las cosas mundanas, lo que hace que el hombre no necesite de Dios, y por ello se le considera a menudo como el “vicio maestro”. Las historias de Lucifer y Narciso (de donde se ha sacado el término “narcisismo”) son ejemplos demostrativos de lo que puede llegar a ser un completo vanidoso, más aun cuando recurre a la alabanza en boca propia. Hacerlo es caer en el vituperio, un término que de acuerdo a la primera acepción del diccionario de la Real Academia Española (RAE), es un insulto, una injuria o una infamia que se pronuncia contra una persona –aunque en este caso es autoalabanza-. Mason Cooley solía decir que “la vanidad bien alimentada es benévola, pero una vanidad hambrienta es déspota”, y en este caso hay hambre de perpetuarse en el poder.
EL JUEVES pasado trascendió que el presidente Andrés Manuel López Obrador y su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, en un acto de vanidad extrema, gestionaron ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) el registro de sus nombres para que nadie, salvo ellos puedan lucrar con sus apelativos o siglas (AMLO, incluso), lo que fue gestionado a través de Alejandro Esquer Verdugo, secretario particular del Mandatario. Los trámites se iniciaron entre Abril y Julio y se pagaron casi 17 mil pesos por el estudio de estas solicitudes. En ese tenor, el 27 de Abril quedó abierto el expediente 2352324 para que la marca Andrés Manuel López Obrador pueda ser usada solo por el Ejecutivo federal en el ámbito de la educación, en servicios de entretenimiento, así como en actividades deportivas y culturales, mientras que de acuerdo con el expediente 2352331, también se busca que el nombre del Presidente pueda ser protegido para ser comercializado en publicidad, gestión de negocios comerciales, administración comercial y de trabajos de oficina. López Obrador también intentó el apelativo AMLO que comenzó a usar en 1995, periodo en el que encabezó la Caravana por la Democracia de Tabasco a la Ciudad de México, demandando la anulación de la elección estatal, puesto que el entonces militante del Partido de la Revolución Democrática (PRD) acusaba que hubo fraude. Pero la marca AMLO también busca ser registrada desde 2008 por otras cuatro personas para actividades deportivas, educativas e, incluso, para ser comercializado en bebidas alcohólicas.
LO CURIOSO es que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, utilizó la grabación de la visita del Mandatario mexicano al vecino país del norte -ocurrida a principios del mes de Julio-, en el marco de la Convención Nacional Republicana que concluyó este pasado jueves. En suma, Trump, utilizó la imagen de su homólogo de México en un promocional televisivo de su campaña de reelección en la que prometió de nuevo incriminar a los migrantes indocumentados, y en este caso, cuando le preguntaron a AMLO en torno al hecho respondió: “No tengo opinión sobre eso porque no quiero meterme en esas cosas, ellos tienen su campaña. Yo quiero ser muy respetuoso de las decisiones que tome el pueblo estadounidense. Lo que sí puedo decirles es que mantenemos una buena relación, una relación de amistad, de respeto”. En suma, vanidad que se convierte en sumisión ante los poderosos. Así de simple. OPINA [email protected]