“El mundo está lleno de alegrías; el arte consiste en saber distinguirlas.” – Li-Tai-Po.
Debo señalar que esta columna la escribo con cierta reticencia pues considero que la responsabilidad de las autoridades en cualquiera de sus niveles, es servir a la ciudadanía con profundo respeto y apego a la Constitución.
Pero en el caso de Xalapa lo observado a 19 días de iniciada la administración municipal es digno de mención, sin que con esto pretenda echar campanas al viento, considero que lo observado al menos, comienza a evidenciar un antes y un después.
Por donde se transita se promueve un cambio, por minúsculo que parezca, pero cambio positivo.
Calles limpias, matorrales que duraron 4 años sin ser desmontados limpios, guarniciones y calles lavadas, alumbrado público en operación, vamos inclusive los pocos semáforos que quedan en la ciudad muestran una manita de gato.
En ese informar a la sociedad, es obligación de los reporteros investigar entre la ciudadanía lo que uno ve y observa, y cotejar si lo observado coincide o no con la realidad.
Al menos las respuestas a los cuestionamientos han sido favorables, incluso en algunos de los casos, advierten, pues por aquí pasaba el camión de la basura tres veces, ahora pasan dos, pero ya nos repararon el alumbrado público, y se incrementaron los rondines, afirmó la señora Rodríguez de la Reserva Territorial.
La señora Zárate que vive en la Colonia Miguel Alemán, coincide con ello, asegura que aun cuando la limpia pública pasaba tres veces y ahora lo está haciendo dos veces a la semana, se nota un cambio.
Por mucho, las reacciones se muestran en sentido positivo.
Xalapa con Ricardo Ahued al frente de su administración comienza a retomar el ímpetu y empuje que jamás debió perder, pero que lamentablemente advenedizos, disfrazados de serviles funcionarios –expresados en personajes como el mismo Hipólito Rodríguez Herrero-, detuvieron para enriquecerse al amparo de la función pública.
Los sobreprecios en muchas de las obras son la madeja que habrán de investigar.
Un solo ejemplo se tiene en la conocida Casa Museo de la Música que perteneciera a Doña Rafaela “Falla” Murillo frente al Parque de Los Berros, la cual tuvo el impresionante costo de 21 millones de pesos, la cual se sabe, es tan solo la punta del iceberg que se deberá de investigar por operaciones en donde se beneficiaron dando sobrecostos a la realización de obras.
Esperemos que el Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) realmente haga su chamba porque aun cuando el personaje saliente sea del partido político en el Gobierno, no es válido que no se sancione lo que a todas luces fue un desastre de administración y en donde fue evidente el manejo irregular del dinero público.
Esperemos que las acciones y obras, la atención ciudadana, y las buenas intenciones de la actual administración continúen hasta la conclusión de la administración, porque de ser así podríamos estar ante el posible reto de encontrar otra administración exitosa como la de Orizaba pero ahora en Xalapa.
Los buenos siempre somos más y eso sinceramente debe ser el motor que transforme a nuestra capital.
Al tiempo.
Twitter: @LuisBaqueiro_mx