*Gloria y Manuel: apestados en los eventos
*Pese a varias masacres felicita a Cuitláhuac
UNO SE pregunta: ¿A qué vino el Presidente Andrés Manuel López Obrador al “solar jarocho”, cuando se negó a recibir a propietarios de terrenos de la Sierra Alta de Coatepec a pesar de que en la mañanera del viernes les había prometido que los atendería en su viaje a Xalapa; cuando su visita ocasionó severo caos vial en la capital del Estado debido a los múltiples cortes que impedían a la ciudadanía arribar a sus viviendas ante la presencia exagerada de elementos policiacos, de la Guardia Nacional y militares, peor aún que durante los gobiernos del PRI y PAN –aunque el mandatario dice que esto ya cambió-; cuando la violencia sigue cobrando vidas, incluso de menores, mientras subalternos le pintan un Veracruz color de rosa y él les cree, levantando la mano al infecundo gobernador Cuitláhuac García Jiménez como si se burlara de los gobernados, y cuando traerlo cuesta mucho dinero al Estado al tener que mover entre dos y tres mil uniformados, agentes de civil, vehículos y toda esa parafernalia que solo lo protege a él, como si fuera el Papa tras aquel desgraciado atentado que lo confinó a un papamóvil cubierto por todas partes, porque así viaja ahora Andrés Manuel, en una lujosa camioneta blindada de esas que tanto criticaba, rodeada la unidad por decenas de guardaespaldas, con los cristales arriba para no escuchar los recordatorias que le dedicaron, inherentes al día diez del quinto mes del año, que no fueron pocas, y que reflejan la pérdida de popularidad de un Presidente que llegó al poder con 30 millones de votos. AMLO ya no es el mismo, y por burlarse de los ricos y “fifís”, Dios lo castigó y ahora viaja y se comporta como los que llama conservadores, distante del pueblo, ajenos a sus problemas y, peor aún, enarbolando esa sonrisa sarcástica que tanto molesta, y que como dicen los jarochos, es como una patada en la parte más vulnerable de los varones. El Presidente viaja como jeque árabe, inaccesible a su pueblo, violentando los derechos de tránsito de terceros que en muchos casos tuvieron que rodear para llegar a sus fraccionamientos, lo que provocó un gran caos en la ciudad.
PERO NO solo el pueblo fue relegado en un evento que solo a él le importa por los votos que le redituarán al Movimiento de Regeneración Nacional en el 2021, sino incluso sus serviles personeros como la Senadora Gloria Sánchez Hernández, la xalapeña más cercana a Andrés Manuel López Obrador a quien no dejaron entrar al evento de evaluación de los Programas de Bienestar en el museo de Ciencia y Tecnología, luego de que los cadeneros de acceso, como si se tratara de discoteca cara, le sorrajaron: “este no es un acto político sino un evento con coordinadores de bienestar social y usted no está en la lista”, a lo que la legisladora se retiró como mascota regañada. Los guaruras –acostumbrados a sobajar a la sociedad- ni siquiera aplicaron las más elementales reglas de cortesía y urbanidad política por ser Senadora suplente de la secretaria de Energía y aspirante a la gubernatura de Veracruz, a pesar de ser zacatecana, Rocío Nahle. Gloria, con esa humildad que tiene con los poderosos, aunque suele ser soberbia con los que menos tienen, se limitó a decir a los medios de comunicación: “Lo que menos quiero es hacerle daño al presidente”, y acto seguido comenzó a llamar a su chofer ante quien tuvo que tragarse el momento amargo. Y uno se pregunta, si la legisladora es de casa, de las más cercanas al Presidente y le hacen eso, qué pueden esperar los veracruzanos de a pie.
OTRO QUE vivió momentos amargos –más aún que los que ha tenido que enfrentar tras las denuncias de subalternas por acoso y abuso sexual-, fue el súper delegado Manuel Huerta Ladrón de Guevara quien a pesar de que el evento era para evaluar los programas sociales, lo relegaron a un rincón a ocho filas del Presidente, acaso enterado López Obrador de los señalamientos que pesan sobre su persona. Quien no podía contener su satisfacción era el gobernador Cuitláhuac García Jiménez quien siente que Huerta es un contrapeso a su gobierno. Aunque viéndolo bien, no es la primera vez que en un evento del presidente Andrés Manuel López Obrador tratan mal al delegado de Programas Federales en Veracruz, aunque esta vez sí lo dejaron entrar al evento, pero como la muñeca fea, arrumbado en un discreto rincón lejos de los reflectores. Y es que Manuel tiene decepcionadas a muchas personas que suelen acercársele, ya que el funcionario promete pero no cumple, tal vez porque le tienen atadas las manos, aunque decirlo no le empobrecería. Lo que llamó la atención esta vez fue que, luego de las denuncias por acoso sexual que han presentado en su contra supuestas ex colaboradoras de la Delegación, la distancia con el Presidente fue más que evidente. Pero AMLO también se negó a escuchar a propietarios de terrenos invadidos en Sierra Alta de Coatepec durante su visita a Xalapa, y peor aún, consintió un discurso color de rosa del gobernador García Jiménez en materia de seguridad, cuando en Yanga eran masacrados tres menores al interior de un domicilio, entre estos una adolescente, mientras el cuerpo de un restaurantero era abandonado en pedacitos afuera de su negociación de donde había sido sustraído horas antes, mientras que en Minatitlán eran asesinadas dos personas entre muchos otros crímenes en diversos rumbos del Estado.
PERO COMO está visto que el discurso de la Cuarta Transformación es el de la simulación, al Presidente le gustó que le dijera Cuitláhuac, el peor gobernador que ha tenido Veracruz, que la incidencia delictiva ha bajado en un 25 por ciento, cuando debió decir que se ha elevado en ese mismo porcentaje, aunque al Presidente nada de eso le interesa sino que le endulcen el oído; al fin de cuentas, ni ve ni oye los clamores de la sociedad que demanda justicia, y ahí están las madres y familiares de víctimas que mantienen en su poder las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos pero no los recibe, y en cambio monta todo un espectáculo para recordar el sexto aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, prometiendo llevar a la cárcel incluso a militares, sabedor de que ese discurso le da votos porque los hechos ocurrieron en el pasado gobierno y, por tanto, le ofrece tela de donde cortar contra los “conservadores” que se fueron.
A LAS madres que también perdieron a sus hijos desaparecidos en diferentes eventos, familiares de mujeres víctimas de feminicidios, violaciones o asesinatos se rehúsa a atenderlos, pese a los plantones frente a Palacio Nacional y las marchas. AMLO solo atiende a aquellos que le darán votos en el 2021, los demás, que se rasquen con sus propias uñas. Por ello uno se pregunta: ¿A qué carajos vino el Presidente si se la pasaría en su burbuja de cristal y la lámina blindada?. OPINA [email protected]