Creo que ni en su casa, menos entre sus colaboradores y mucho menos entre la ciudadanía se acuerdan, que un día como hoy hace tres años tomó posesión Cuitláhuac García Jiménez.
En realidad, no hay motivo de fiesta, algarabía o mitin que compita con la fiesta del Zócalo de la ciudad de México, también en el marco de los tres años de gobierno de López Obrador.
De hecho, desde ayer salieron de volada todos los chairos jarochos a la capirucha para estar en primera fila este día.
Lo de Cuitláhuac, en realidad es un tema de poca importancia sobre todo luego del ridículo escenificado en Tlacotalpan en el marco de su III Informe de Gobierno, en donde se festejó acompañado de sus colaboradores, todos bien pagados y una interesada -Rocío Nahle, dispuesta a asistir a cualquier fiesta de rancho que no sea en Zacatecas donde es oriunda- para que le juren que va a ser la próxima gobernadora de Veracruz.
Sin embargo, como veracruzanos bien nacidos que somos, vamos a recordar que un primero de diciembre de 2018 “¡Bendito sea el Cuícaras!”, le ha dicho el Peje, rindió protesta en medio de estruendosos aplausos y un mensaje -a su estilo, del corte Cantinflas- donde prometió y prometió y prometió y nunca cumplió.
“Nuestro gobierno acepta y reconoce que a las víctimas; vamos a localizar a todas las personas desaparecidas”, se comprometió el Ejecutivo en ese entonces.
El mismo Cuitláhuac hoy mismo sigue perdido.
Mientras los colectivos “El Solecito de Cardel, El Solecito de Córdoba, El Solecito de Veracruz, El Solecito de Xalapa, Veracruz y Familiares en Búsqueda María Herrera Familias de Orizaba, siguen clamando por sus más de 19 mil desaparecidos y que se ponga la primera piedra del Instituto Forense y de Procesamiento de Restos Humanos.
¿Qué más?
A pesar de que cada semana, desde el arranque de su malhadado sexenio el mandatario ha venido sosteniendo que la inseguridad pública disminuyó, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), demuestra que Veracruz ocupa el primer lugar en incidencia de secuestros al concentrar casi el 30 por ciento de los plagios a nivel nacional, muy por arriba de otras entidades como Estado de México y Puebla.
De acuerdo al citado organismo, ocupamos el segundo lugar en feminicidios; los secuestros se han triplicado al 259%; los homicidios dolosos se mantienen a la alza y en materia de crimen organizado es sensible auge del Cartel Jalisco Nueva Generación.
Cuitláhuac, sin embargo, cada semana asegura tener otros datos.
Las finanzas del 2018 para acá, está demostrado, son un desastre. Préstamos millonarios que alcanzan los 12 mil millones de pesos en tres años y subejercicios multimillonarios. Ayer mismo el titular de SIOP, Elio Hernández, ante diputados reconoció que termina el año y les quedan 900 millones por ejercer.
El presupuesto de Veracruz, sin embargo, ya rebasa los 130 mil millones de pesos.
Regresemos al 2018.
En aquel entonces el gobernador convocó a los poderes Legislativo y Judicial a apegarse a un plan de austeridad “no más un gobierno rico con un pueblo pobre”, dijo parafraseando a su patrón… pero ¿Qué sucedió?
En el Poder Judicial, por citar el año que está por concluir, se gastaron desde junio el presupuesto, amén del extravío de 600 millones del fondo de reserva que tenía el Consejo de la Judicatura por lo que tuvieron que pedir a Finanzas 500 millones adicionales.
Mientras en el Poder Legislativo, bajo la tutela de un analfabeta funcional, el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, el presupuesto ha servido para despacharse a sí mismo, para comprar conciencias, pagar carretadas de votos para el aplastamiento de Morena, el pasado 6 de junio, y maicear a una prensa afín en donde el propio titular de Comunicación Social, Aldo Valero Zamudio, fue despedido vergonzosamente por transa y desleal.
En materia de salud… ¡Vaya calamidad que resultó el titular Roberto Ramos Alor!
Escondió o no compró las medicinas para los niños con cáncer; hizo perdedizos los mil 900 millones de pesos del Seguro Popular ya desaparecido y de cara a la pandemia por Covid-19 llevó a Veracruz al quinto lugar en incidencia.
Falta por recorrer el tramo del resto de las dependencias de gobierno. Se acaba, sin embargo, el espacio; pero ahí están, en el día a día las denuncias por corruptelas reconocidas por el propio Cuitláhuac, la “Muñequita del Calamar”, según se define a sí mismo, así como el tráfico de influencias que tomó carta de naturalización en Veracruz en el marco de un nepotismo en donde ocupa el primer lugar, por supuesto, su familia.
Ese es pues el saldo del primero de diciembre de 2018 para acá. Han transcurrido tres años… ¡Y lo que falta!
El presente evoca un recuento no muy favorable para lanzar los cohetones, ni siquiera para recordar.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo